Una vez, un arqueólogo fue de peregrinación a los Himalayas. Desde tiempos antiguos los templos, situados a grandes alturas, eran muy difícil de alcanzar y muchos simplemente no volvía porque morían en el camino. La gente debía caminar por estrecho pasadizos al borde de profundos acantilados, con nieve permanente. Solo un pequeño desliz y sería el fin para cualquiera. Ahora los caminos están en mejor condición, pero en el tiempo de nuestra historia estaban en muy mal estado.
El arqueólogo estaba cansado, aun cuando llevaba muy pocas cosas. (Llevar muchas cosas es imposible a esas alturas). Sumado a esto a medida que se sube se dificulta respirar.
En frente de él, vio una niña de no mas de 10 años, llevando un pequeño bebé corpulento en sus brazos. Ella se encontraba transpirando y respirando pesadamente. Cuando el hombre pasó a su lado, le dijo: “Debes estar muy cansada. Estás llevando una pesada carga en tus brazos”. La niña respondió: “Tú eres el que lleva una carga, no yo. El no es una carga; es mi pequeño hermano.”
Esta pequeña anécdota tiene una gran enseñanza: “No hay carga donde hay caridad.” Esta es la ley del evangelio; esto es lo que Jesús agregó a la Ley, cuando decía: “Han escuchado que se dice… pero yo les digo… esto probablemente escandalizó a mas de uno. Esta doctrina contiene la esencia de nuestra religión, el secreto de nuestra religiosidad: debemos agregar amor a nuestras acciones si queremos ser perfectos como nuestro padre que está en el cielo es perfecto (Mt 5:48)
Los mandamientos son un peso imposible si los cumplimos solo por obligación. Los mandamientos tienen una meta: la caridad. Si la iglesia predica los mandamientos solo como un deber de ser cumplido, entonces la iglesia automáticamente va a matar a sus hijos. Los católicos (laicos, Obispos, religiosos, sacerdotes, etc.) que viven de la obligación y no del amor, matan la heroica semilla del evangelio cultivada en su alma. Aquellos que viven del deber llevan una pesada carga, y tarde o temprano, los rompe.
Hoy en día, dentro y fuera de la Iglesia escuchamos muchas voces que quiere diluir el evangelio, y que piden a la Iglesia que permita cosas que están prohibidas según el nuevo testamento, simplemente porque son difíciles o imposibles de aceptar por la mentalidad moderna.
Mientras es cierto que dichas cosas son difícil de aceptar por nuestra sociedad, también es verdad que aquellas fueron difícil de aceptara por la sociedad de Jesus. La ley del Evangelio es difícil por cualquier sociedad que intenta vivirla sin caridad. Es difícil, pero sin embargo es la mejor manera de vivir la vida. Esta es difícil para cualquier sociedad, pero si todos viviera de acuerdo al evangelio, la vida sería mucha más fácil para todos. La caridad hace la vida más fácil porque la caridad no es una carga.
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