¿Has oído alguna vez la expresión «Enfrentar la música» (Traducción textual, significa dar la cara)? La expresión significa: enfrentarse a las consecuencias desagradables de los propios actos. He aquí cómo surgió esa frase:
Hace muchos años, un hombre quería tocar en la Orquesta Imperial, pero no sabía tocar ni una nota. Sin embargo, como era una persona de gran riqueza e influencia, exigió que se le permitiera formar parte de la orquesta para poder tocar delante del rey.
El director accedió a que se sentara en la segunda fila de la orquesta. Aunque no sabía leer música, le dieron una flauta y, cuando empezaba un concierto, levantaba el instrumento, fruncía los labios y movía los dedos. Hacía todos los movimientos necesarios para tocar, pero nunca emitía ningún sonido.
Este engaño duró dos años. Un día, un nuevo director se hizo cargo de la Orquesta Imperial. Dijo a la orquesta que quería hacer una audición personal a todos los músicos para ver lo bien que tocaban. La audición eliminaría a todos los que no cumplieran sus requisitos y los echaría de la orquesta.
Uno a uno, los músicos tocaban en su presencia. Preocupado, el falso flautista fingió estar enfermo. Sin embargo, el médico encargado de examinarlo declaró que se encontraba perfectamente. El director de orquesta insistió en que el hombre se presentara y demostrara su habilidad.
Avergonzado, el hombre tuvo que confesar que era un farsante. Ese fue el día en que tuvo que «dar la cara». Todos, un día seremos llamados a presentarnos ante nuestro Padre celestial y «dar la cara». Delante de Él, nadie podrá esconderse, y seremos separados; los farsantes de los verdaderos músicos.
Sin embargo, Dios en Su infinita Misericordia nos da la oportunidad de «enfrentar la música» aquí en la tierra. Si comparamos esta vida con una orquesta, podemos considerar a Jesús como el director de esta orquesta que tiene tanto músicos verdaderos como falsos. Enfrentarse a la música aquí en la tierra significa convertirse en un verdadero intérprete que toca la música de Jesús.
¿Cuál es la música de Jesús y cómo podemos tocarla? La música de Jesús es la caridad y la tocamos cuando permanecemos en su amor. Esto significa que no basta con estar en su orquesta, es decir, ser cristiano, sino que es necesario interpretar su música.
La música que interpretamos: obras de misericordia, asistir a Misa, participar en uno o varios grupos parroquiales, dar limosna, horas santas, novenas, etc. Aunque todas estas son buenas acciones, no son automáticamente la música de Jesús, lo que significaría que somos falsos intérpretes. Para transformar esas acciones en música de Jesús, debemos realizarlas por amor a Jesús. Si Su amor es el motivo de esas acciones, entonces estamos tocando Su música y no somos falsos músicos. Por eso es muy importante hacer todo por caridad, ya que la caridad es la virtud que nos hace permanecer en el amor de Jesús y ser verdaderos intérpretes de su música.
*La traducción literal sería «enfrentar la música»; sin embargo, en el español no existe la frase, por lo que se traduce «dar la cara»
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